Es la consideración o el reconocimiento al valor que tiene alguien o algo y de la capacidad que tienen los demás para su autodeterminación considerando su dignidad. El respeto se acoge siempre a la verdad; no admite por ninguna circunstancia la mentira, también repugna la calumnia y el engaño. Este exige un trato amable y cortés; suele describirse como la esencia de las relaciones humanas, de la vida en comunidad, del trabajo en equipo, de la vida conyugal, de cualquier relación interpersonal y es garantía de transparencia.
El respeto crea un ambiente de seguridad y cordialidad; aceptando las limitaciones ajenas y el reconocimiento de sus virtudes. Empleándolo como factor de interacción evita ofensas e ironías; no deja que la violencia se convierta en el medio para imponer criterios.
Además de ser un valor fundamental para la buena imagen del comportamiento personal, debe formar parte de nuestra cotidianidad y de nuestra personalidad; ya que si tomamos como base sus características y fundamentos nos permitiría proyectarnos no solo como seres humanos si no como seres racionales, sensatos, inteligentes, emprendedores y principalmente y de forma automática nos convierte en personas cultas y dignos merecedores de reconocimientos y elogios.
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